PARTIDO COMUNISTA INTERNACIONAL: Lo que va de Marx a Lenin, a la fundación de la Internacional Comunista y del Partido  Comunista de Italia (Livorno, 1921); la lucha de la Izquierda Comunista contra la dgeneración de la Internacional, contra la teoría del "socialismo en un solo país" y la contrarrevolución estalinista; el rechazo de los Frentes Populares y de los Bloques de la Resistencia; la dura obra de restauración de la doctrina y del órgano revolucionarios, en contacto con la clase obrera, fuera del poliqueo personal y electoralesco.


Una serie de hechos recientes, pertenecientes al mistificado y mistificador mundo de la política burguesa, aparentemente diferentes entre sí pero en realidad convergentes, nos ayudan a comprender las formas en las que, también a nivel ideológico, la clase dominante busca reaccionar ante una crisis económica que avanza días tras día, acumulando en su fondo materiales cada vez mas explosivos.

En que es la gran potencia imperialista en declive, los Estados Unidos de América, el presidente Obama ha representado, desde su elección, uno de los puntos de referencia necesarios para la gran masa de los que hemos denominado “los simples” –especie extendida por todo el globo y muy lejos de estar en vías de extinción. En el Discurso Inaugural de la reelección, tras haber jurado teatralmente sobre las Biblias de Abraham Lincoln y de Martin Luther King (dos iconos de la patria), él –o mejor su “redactor en la sombra”- se han entrelazado los típicos lugares comunes retóricos que constituyen la alegría de esta especie, dirigiéndose en particular a las principales “categorías en peligro” de la sociedad estadounidense (los negros, los inmigrantes, las mujeres, los gays) y prometiéndoles un futuro de color de rosa, un justo reconocimiento, y una consideración respetada al fin; y, como primer paso en esta dirección, mientras trata con diferentes lobbies sobre la cuestión de las “armas” (o mejor, como ya hemos visto de las…”armas de asalto”), ha prometido empeñarse en una nueva reforma de la inmigración (“nueva”, porque durante mas de un siglo se han sucedido parecidas, y cada una de ellas ha tenido un significado específico). Conceptos subrayados posteriormente en el siguiente Discurso sobre el Estado de la Unión en torno a una serie de “proyectos de reforma” realmente propios del “país de los Pitufos”.

En la orilla opuesta del Océano Atlántico, el presente francés Hollande, a pesar de no disponer de la misma prestancia física para el papel representado que su homólogo estadounidense (ya se sabe que los USA son el país de los “súper-héroes”), ha invertido mucho, en los últimos meses tanto en la patria como en el exterior, en la reivindicación para una Nación en crisis de un papel de primer plano, mediante un liderazgo agresivo hecha de constantes llamadas a la tradicional grandeur: ha entrado en duelo contra los “ricos”, ha volado hasta Argelia para decir lo descontenta que está Francia por el cautiverio del pasado colonial (¿será después la vez de los países de Indochina?), ha prometido “derechos civiles” a diestro y siniestro, y después ha enviado algunos millares de soldados al corazón de África para derrotar la amenaza de los islamistas (que se han disuelto como la nieve al son del desierto) y reafirmar la presencia francesa en el lugar –como ya había hecho el Libia su predecesor, el tan odiado Sarkozy… En fin entre enero y febrero ha enviado a los esbirros a aporrear a los trabajadores de Arcelor-Mittal y de la Goodyear llegados a París para protestar con los despidos proyectados. 

Podríamos en este punto hablar de la Gran Bretaña del conservador Cameron que, entre el estupor general de los “simples”, juega a la expectativa, robando la escena a los laboristas en alguna temática “progresista”. O de la siempre presente señora Merkel, que tuerce el morro a buena parte de Europa. O del “resistente” Napolitano, que en la típica forma sacerdotal de la burguesía italiana, adorna cualquier cosa con la destacada retórica “constitución-democracia” (¡y dejemos a un lado el resto del fétido panorama político italiano!). Bastan estos dos  ejemplos.

Lo que está detrás de esta bulimia de buenos sentimientos es una gran preocupación, y Obama lo ha expresado de manera explícita con el uso repetido, casi obsesivo en su llamada a la Constitución americana, del sustantivo “people” (significando “pueblo”; pero en realidad, es algo aún mas deslavado: “gente”) [1], y haciendo referencia justo a mitad de su discurso (es valiente su “escritor en la sombra”) a la “middle class”, otro término que merece ser sometido a los rayos X. Fueron sus palabras: “Porque nosotros, el pueblo, comprendemos que nuestro país no puede triunfar cuando unos pocos, cada vez menos, disfrutan mientras una multitud creciente se desenvuelve a duras penas. Creemos que la prosperidad de América se apoya sobre las amplias espaldas de una clase media (middle class) en crecimiento. Sabemos que América prospera cuando cada individuo consigue encontrar independencia y orgullo en el propio trabajo, cuando la retribución de un trabajo honesto aleja las familias del precipicio. Seguimos nuestro credo cuando una niña nacida en la pobreza mas desesperante sabe que tiene las mismas oportunidades que cualquier otro, porque es americana, y libre, e igual, no solo a los ojos de Dios, sino también ante los nuestros”. Litros de vinagre para limpiar un poco esta melaza, y a otra cosa.

A nosotros nos interesa mas esa referencia la “middle class”: una “clase media” (ó, más púdicamente, “capas medias”; la palabra “clase” suena mal en los ambientes finos) que en realidad no existe como “clase en sí misma” al lado de las dos principales (burguesía y proletariado), sino solamente como un batiburrillo indiferenciado en el que se precipitan los desperdicios de las partes menos nobles del cuerpo social: por un lado, una pequeña burguesía cada vez mas en caída libre, que pierde status día tras día y está aterrorizada por la progresiva proletarización en curso, y por otro lado una aristocracia obrera que apenas consigue mantener la barbilla por encima del barro, mientras ve cada vez mas impracticable el camino hacia el deseado e ilusorio paraíso burgués. “Medias clases”, en nuestro lenguaje científico y materialista que ve los fenómenos sociales en su dinámica y no en su estática; por tanto, restos de otras clases, privados de identidad propia, aterrorizados por amenazas oscuras y siempre repetidas (y a menudo hábilmente construidas), lanzados de aquí para allá por el mar de la tempestuosa economía, e incapaces de comprender el porqué y el cómo de lo que sucede (¡y ahora hasta el Papa!), agarrados a superficies resbaladizas, destinado al hundimiento y a la masacre, eternamente ilusionados con contar para algo, con alcanzar una estabilidad, y siempre burlados y golpeados por la crisis. Y es a ellos, depósito de votos y masa de maniobra ideológica y material, a quien se dirigen los Obama y los Hollande del mundo burgués: las “medias clases”, que la crisis económica está atormentando y no dejará de atormentar, se arriman y estrechan al Estado. Con una expresión que adoptamos a propósito, porque explica bien este proceso relacionándolo con lo que es la realidad del dominio burgués, las “medias clases” se arraciman [affasciate en italiano, en relación a los fascios]. No por casualidad en todos estos discursos, como en las praxis de los gobiernos (de derecha, de centro, de “izquierda”, etc.) se dirigen a ellos en términos de auténticas y verdaderas “corporaciones”:  los negros, los inmigrantes, los gays; o también los jóvenes, el mundo de la cultura, los creativos, los precarios, los consumidores, los ciudadanos, y así sucesivamente, en las infinitas propuestas de categorías que corresponde a aquellos restos, manteniéndose y manteniendo bien lejos (¡faltaría mas!) toda tentación de ver en el interior de las mismas alguna posible fractura clasista. 

Que por el contrario existe y que hará sentir su peso cada vez más. Para hacer un ejemplo estadounidense, la inversión retórica, de buenos sentimientos, sobre los “once millones de inmigrantes que se regularizarán con la nueva reforma” por un lado esconde el proyecto de proteger a la famosa middle class de una presencia amenazante (el clandestino, el ilegal, el invisible, el escondido, aquel o aquellos que se mueven en las sombras) y, por otro lado, mistifica el hecho de que entre esos “once millones” se agitan y chocan intereses divergentes, entre los que cualquier reforma adoptará pesos y medidas muy diferentes entre ellos: una cosa es el bracero que pasa la frontera de noche, extorsionado por el coyote (el “mediador” que se hace pagar un alto precio) y perseguido por la migra (la policía de fronteras), y otra cosa es el inmigrado, tal vez no del todo legal al principio, que sin embargo con el tiempo ha hecho fortuna (pequeña o grande), un buen trabajo, un status social, tal vez frecuenta (o frecuentan sus hijos) la universidad…y es por tanto un buen candidato a entrar a formar parte de la pequeña-burguesía (multiétnica, pero siempre pequeña-burguesía), un poco como sucedió a partir de los años sesenta del pasado siglo con la pequeña burguesía negra.

 La clase dominante –decíamos- tiene necesidad de estas “medias clases” como masa de maniobra ideológica y material; otra confirmación, una vez mas, de cuanto hemos sostenido a propósito de la esencia fascista de la democracia surgida de la segunda guerra mundial. Los comunistas, por el contrario, no tenemos ninguna necesidad de estas “medias clases”: sabemos que son infieles, volubles, que no son fiables, siempre prestas a la traición y al cambio de chaqueta, dispuestas a seguir este o aquel espejismo (individuo, “filosofía”, objeto), a perder la cabeza por el último descubrimiento tecnológico, por el último “maestro del pensamiento”…No tenemos un programa para ellos. Tenemos el programa de la revolución proletaria y de la vía para alcanzarla e ir más allá: hacia la dictadura del proletariado, la sociedad sin clases, el comunismo. Este es nuestro norte. Si alguno de estos restos, en los momentos de una decidida polarización social, percibieran la necesidad de orientarse hacia este norte, de adoptar este programa, bien, vendrán con nosotros: serán tránsfugas de las “medias clases” (incluso de las clases dominantes). Pero es su mayor parte estos restos serán nuestros enemigos, tanto mas encarnizados y rabiosos cuanto mas privados de sus mefíticas ilusiones; de ellos, de sus “pensadores”, de sus mitos y de sus ilusiones deberá precaverse el proletariado, porque también a través de ellos propaga la burguesía sus propios virus mortales, el individualismo y la competitividad, el localismo y el nacionalismo.



[1] En los años 60 era célebre un ambiguo movimiento musical de fondo semi-religioso y con ramificaciones internacionales, de nombre “Up with the people!”, “Viva la gente”, que se proponían la difusión de un credo a base de “amor, honestidad, pureza y altruismo”…Sobra todo comentario.

Partido Comunista Internacional

INTERNATIONAL COMMUNIST PARTY PRESS
We use cookies

Usamos cookies en nuestro sitio web. Algunas de ellas son esenciales para el funcionamiento del sitio, mientras que otras nos ayudan a mejorar el sitio web y también la experiencia del usuario (cookies de rastreo). Puedes decidir por ti mismo si quieres permitir el uso de las cookies. Ten en cuenta que si las rechazas, puede que no puedas usar todas las funcionalidades del sitio web.