Contra la democracia y el nacionalismo
Como se preveía, la burguesía griega bajo el diktat del B.C.E., del F.M.I. y del B.M. y gracias a al empleo de los aparatos de fuerza de la democracia , hará pagar al proletariado la cuenta de la crisis de sobreproducción y las deudas del Estado. La huelga de 48 horas convocada por las organizaciones sindicales se ha sumido en la impotencia y en un simulacro de batalla a la cual ha sido llevado el proletariado por sectores sociales sin futuro. Si el proletariado no se organiza de forma independiente, tomando en sus manos la responsabilidad de las acciones directas, pagará sin duda alguna con lágrimas y con sangre. Los partidos reunidos en el Parlamento han decidido, democráticamente, atacar brutalmente las condiciones de vida y de trabajo (salarios, puestos de trabajo, pensiones) imponiendo una represión sin fin.
La democracia, expresión de la voluntad de dominio de la burguesía, consiente legítimamente a su Comité de Negocios imponer la ley y el orden de los explotadores, lanzar a la policía contra el proletariado, golpear, herir, detener a cualquiera que intente oponerse a este ataque. Nada nuevo, cierto es; desde hace años el proletariado griego viene sufriendo una continua represión, mientras decenas de huelgas contra el precariado, el paro, el coste de la vida, el aumento de los tiempos de trabajo y de la explotación, el empeoramiento de las condiciones de vida, los despidos no han tenido ningún resultado. Los responsables del sufrimiento que el proletariado soporta y soportará por años están tras los muros de parlamento, son los representantes de sus intereses. Tienen allí su dirección de mando. Sus intereses están camuflados por la mistificación legalista, que enmascara una dictadura real, en la insuperable contradicción entre explotados y explotadores. De esta forma han vuelto a Grecia los coroneles, con la buena apariencia de los ropajes democráticos.
Contra todas las organizaciones políticas y sindicales nacionalistas antiproletarias
El proletariado griego no está en una situación diferente a la de todo el proletariado internacional. Desde hace más de tres años sufre violentos ataques. La burguesía griega de derecha (ND) y de izquierda (Pasok), que ha disfrutado de los créditos devorándolo todo, intenta llevar a la clase obrera al abismo y encadenarla. Es la violencia de un partido socialista que ha votado de forma unánime para obtener los créditos de la guerra de clase. Es el oportunismo de aquel partido nacionalista y estalinista, que todavía osa llamarse comunista, el KKE (y su contrapartida sindical, el PAME), que se dobla frente al fetiche democrático, avalando un cambio pacífico y no violento. Es el servilismo hacia el Estado de las organizaciones sindicales (GSEE, ADEDY), que desvía la rabia de los proletarios hacia falsos objetivos y hacia promesas que nunca serán mantenidas, y abandonan las fuerzas que necesitarían poner en marcha. Son estas condiciones de servilismo político, nacional y sindical destinadas a hacer creer al proletariado que tiene algo en común con la burguesía. Mientras Papandreu pide en el Parlamento la salvación de la patria en crisis, la “izquierda” confirma que es lo mismo que están haciendo los proletarios griegos con abnegación en nombre de la patria, en la Plaza Syntagma. He aquí como los verdugos entregan a los proletarios a la policía, atados de pies y manos.
Es el proletariado quien sufrirá el ataque, y es el proletariado quien debe responder con su guerra de clase
Por las condiciones objetivas, el proletariado, clase sin reservas, será embestido de pleno por este enésimo ataque, mientras las clases medias encontrarán de una u otra forma los medios de salvarse de la quema. Los patrones, que han continuado prosperando a su costa imponiendo pesados sacrificios, prometen para mañana una mejora de las condiciones de vida; pero eso nunca sucederá. Los comunistas revolucionarios afirmamos que la crisis no es una realidad excepcional del capitalismo: el proletariado siempre vive en estado de crisis. Cualquier signo de mejora de la economía, por mínimo que sea, se lo embolsarán los patrones en forma de beneficios, la banca en forma de intereses financieros, los propietarios en forma de rendimientos; para los proletarios solo quedarán salarios de hambre y lágrimas. Debido a esto, el proletariado debe combatir también en las difíciles condiciones actuales; debe dotarse de un frente único formado por proletarios de todo tipo, organizar la lucha, siguiendo un plan de acción (y huyendo por tanto de espontaneismos de cualquier tipo), rechazar las sirenas de la pacificación, las veleidades de los sectores pequeño-burgueses y anarcoides, el oportunismo de las organizaciones corporativas. El desafío es realmente difícil: es necesario la movilización de todas las fuerzas disponibles, formar esa vanguardia de lucha dispuesta a ello con abnegación, intentando una huelga indefinida sin preaviso y sin límite de tiempo. Es realmente una lucha difícil porque las cenizas del futuro están apagadas en su mayoría, y es una lucha desigual en ausencia del Estado mayor de la clase, que dirija las operaciones de lucha: el partido revolucionario. Pero en este preciso momento es necesario demostrar que se está preparado para rechazar este primer ataque, porque al mismo seguirán golpes mucho más tremendos.
Hoy Grecia: mañana…
El ataque que sufre el proletariado griego debe ser como una campana de alerta para los proletarios de todos los países: esto, y no la promesa de la clase dominante, de los patrones y de los partidos que les representan será su futuro, un futuro de lágrimas y sangre, que no sólo habla griego, sino la lengua del modo de producción capitalista. La clase dominante de todos los países está ejecutando un ataque violentísimo contra el proletariado mundial, dividiéndolo y debilitándolo, jugando en todos los lugares la carta del nacionalismo de forma cada vez más evidente, troceándolo en ámbitos nacionales y de categoría, alimentando el odio y el resentimiento entre sectores aparentemente distintos (los emigrantes, los extranjeros, los extremistas, el norte, el sur…), encadenando revueltas que nacen proletarias y estrangulándolas con los cepos de las ilusiones pequeño-burguesas sobre la “libertad”, el “pacifismo”, el “reformismo”. Por estos motivos, el proletariado internacional debe contemplar los “sucesos de Grecia” como algo que le atañe directamente, en primera persona. Solo regresando a la lucha abierta e intransigente y a la organización y dirección de las luchas, solo volviendo a la comprensión de que el problema no sólo incumbe a este o a aquel país, a este o aquel gobierno, sino a la generalidad del proletariado mundial, solo volviendo a la comprensión de que nuestro futuro es el que los proletarios, los comunistas, habremos sabido preparar , y por ello solo volviendo a sentir la urgente necesidad, inevitable, del partido político revolucionario, sólo así podremos estar realmente junto al proletario griego, y así ellos podrán estar a nuestro lado, en un auténtica batalla abierta contra un modo de producción que sólo puede prometer explotación, masacres y guerras de todos contra todos.
Partido Comunista Internacional